Opción para comprar casa más barata

El remate de un bien no es más que su venta en subasta pública, en la cual se vende la propiedad a quien realice la mejor oferta. Así define Daniela Velásquez, directora Inmobiliaria de Correa & Abogados, el proceso por medio del cual se han vendido en lo corrido de este año 1.305 inmuebles en Colombia (ver Informe).

Para que una casa, apartamento, lote o bodega vaya a remate debe seguirse un trámite judicial y será un juzgado el que lo ejecute. En promedio, una de estas propiedades puede conseguirse con un 30 % por debajo de su precio de mercado.

La normativa obliga a los despachos judiciales a que todos los domingos se publiquen los avisos de remate. “En los medios de información del país salen semanalmente entre 40 y 50 avisos de remate de inmuebles, derivados casi siempre de obligaciones y deudas que las personas incumplen”, añadió.

Los pasos

Por tratarse de un proceso público, cualquier persona puede participar en un remate. Además de saber cuál juzgado lo adelantará, el interesado tiene la posibilidad de cancelar, solo en el Banco Agrario, el 40 % del avalúo del bien, lo que le asegura poder estar en la subasta. De no ser favorecido, se devuelve el dinero.

La legislación señala que el remate debe adelantarse por espacio de una hora, en fecha fijada por el juez, la cual debe ser publicada con antelación. Los participantes, a su turno, llevan sus ofertas en sobres sellados, los cuales se abren terminado el plazo.

Por lo general, el precio mínimo de la puja arranca en el 70 % del avalúo del inmueble, así por una propiedad en remate tasada en 100 millones de pesos las ofertas mínimas que se recibirán deben ser de 70 millones de pesos.

“Por tratarse de una puja, el precio final a pagar puede superar, tranquilamente, el valor del avalúo”, añadió Velásquez, quien aconseja que por simple que parezca el proceso nunca sobra la asesoría comercial y legal.

Los peros del negocio

El gerente de Mis Remates Seinco, José Boada, comentó que al adquirir un inmueble mediante remate judicial, es necesario tener en cuenta que el comprador asume los pasivos del bien. “Ocurre con mucha frecuencia que una propiedad tiene impuestos y acreencias que son más altos que su valor comercial, y ese ya no es un negocio rentable”.

El empresario añadió que por tratarse de bienes inmersos en procesos judiciales, estos en muchas ocasiones aún están ocupados, no pueden conocerse físicamente e incluso, si se encuentran desocupados pueden estar destruidos. Otro detalle es que quien gana la subasta debe pagar inmediatamente y no se aceptan créditos hipotecarios, leasing o subsidios para su adquisición.

La empresa de Boada se especializa en adquirir propiedades en los procesos de remate y posteriormente celebra subastas o remates inmobiliarios, es decir que las subastas de esta compañía se realiza por fuera de los juzgados, por lo que bajo este modelo si acepta el pago con crédito hipotecario, leasing o subsidios.

POR FERNEY ARIAS JIMÉNEZ 

Fuente: El Colombiano

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